Era tarde, las doce de la noche. La calle estaba oscura, alumbrada por una tenue luz, proveniente de un vieja farola. Clara estaba empezando a tener miedo. Su cita con aquel chaval unos cuantos años mayor que ella había fracasado. No tenía ganas de nada, solo quería irse a casa. Pero sentía algo detrás de ella, como si la persiguieran, y no le gustaba nada. Echó a correr y esa sombra detrás suya continuaba estando ahí, pero cuando se daba la vuelta no veía a nadie, incluso cuando miraba de reojo. Al llegar a casa se sintió aliviada. Le dio las buenas noches a sus padres y al gato. Se dirigió a su cuarto y luego se acostó. Estuvo pensando en lo que le había ocurrido, y llegó a la conclusión de que solo fue el estar sola de noche, que le produjo alucinaciones. Se durmió y tuvo un sueño muy extraño. Soñó que la descuartizaron, pero ella seguía viva y un tipo le cortaba la nariz con cuchillo y tenedor y se la comía, pero ella no sentía dolor.
A la mañana siguiente como siempre hacía llamó a su gato para darle su desayuno, una lata de estofado de carne, pero este no acudió a ella. Probó a llamarle más veces, pero no había respuesta. Decidió ir a buscarlo y cuando lo encontró no podía creer lo que le pasaba. Estaba muerto, tirado en el suelo en medio de un charco de sangre y decapitado. Llamó a sus padres y se echó a llorar. Estaba claro que no podían salvarlo así que al día siguiente lo enterraron. Ella estaba destrozada. De repente escuchó el teléfono. Lo cogió y preguntó quién era, pero solo obtuvo por respuesta:<<Dentro de siete horas morirá tu padre>>. Ella no se lo creyó y colgó. Efectivamente eso pasó. Su padre murió de un paro multiorgánico. Clara se quedó en blanco. Se acababa de dar cuenta de que la persona que la había llamado hacía siete horas no le había mentido. Pero el teléfono volvió a sonar. Esta vez, aquella extraña voz le avisó de que su madre y toda su familia iba a morir dentro de 20 minutos. Y otra vez se cumplieron sus palabras. Iban el el coche y en un grave accidente murieron sus abuelos y su madre, pero ella solo quedó herida. Cuando se recuperó a las dos semanas de haberle pasado todo esto. Volvió a sonar el teléfono. Ella no se imaginaba que fuera otra vez aquella voz. Al descolgarlo y escuchar solo ''Hola'' dijo de repente:<<¿Qué quieres de mí?, ya no puedes arrebatarme nada más, no me queda nada>>. Pero la voz le contestó:<<Sí que puedo; dentro de 5 minutos morirás, de la forma más cruel que podrías imaginarte>>. Clara colgó el teléfono y se echó a llorar. Cansada de todo cogió un cuchillo y dijo:<<No puedo esperar 5 minutos para averiguar de que hablaba ese tipo>>. Pero no se dio cuenta de que habían pasado cuatro minutos y medio, y justo en el minuto 5 se clavó el cuchillo. No había caído en la cuenta de que la voz tenía razón, a los 5 minutos ella había muerto también.
Clara se despertó. Todo había sido un sueño. Bajó corriendo y vio a su padre, a su madre y a su gato. Los abrazó y sus padres le preguntaron que a que venía tanto cariño de repente. Ella respondió que nunca los había querido tanto y que no se volvería a separar nunca más de ellos.
A los cinco meses, pasó todo lo ocurrido en el sueño de Clara. Pero no solo le pasó a ella, sino a todas las niñas de su edad.
La Magia De Los Cuentos
¡¡Bienvenidos!!
Hola, me llamo Ana, y espero que os guste este espacio, donde comparto mis cuentos inventados por mí. También espero que disfrutéis leyéndolas. Un saludo.
17 de junio de 2012
8 de marzo de 2012
María Pimiento
Érase una vez, una niña llamada María. Tenía un gran nariz, y a menudo se metían con ella. En el colegio le cantaban:''Ahí viene María, ahí viene María; que tiene la nariz como un pimiento.'' Ella se ponía muy triste, porque era una niña muy guapa, pero su nariz, tal vez un poco grande. Cuando le cantaban eso, ella se ponía a llorar desconsoladamente. Todos los días llegaba a casa muy triste y su madre le preguntaba qué le pasaba. María no se lo decía nunca, pensaba que cualquier día dejarían de decírselo. Pero no fue así. Transcurridos 2 meses, cada vez que llegaba al colegio por la mañana, le cantaban la inventada canción. Ese día ya no podía aguantar más los insultos, y optó por contárselo a su madre. Cuando esta la oyó, se puso de los nervios y decidió que al día siguiente, acompañaría a su hija a la escuela. Llegaron a la escuela, y las dos observaron como los niños cantaban:''Ahí viene María ahí viene María, que tiene la nariz, como un pimiento.''
Su mamá, a la hora de entrar a clase, le contó a la señorita lo que pasaba, y esta se enfadó mucho con los alumnos que insultaban cantado a María, y los castigó. Uno a uno fueron pidiéndole perdón a María y diciéndole que estaban muy arrepentidos. María los perdonó y todos volvieron a ser amigos de María. Ya nadie la insultaba ni se metía con su nariz. Ya volvió a ser feliz, como tanto había deseado.
16 de agosto de 2011
La extraordinaria maga Carlota
Hace ya tres años, aproximadamente, vino al mundo Carlota. Sus padres, Emma y Juan, estaban muy ilusionados de tener a su pequeña en casa, y decidieron dar una fiesta en su honor. Acudieron mas de cincuenta invitados. Todo parecía ir bien, hasta que de pronto, una piedra entró por la ventana, rompiendo el cristal y haciéndolo añicos. Sus padres cogieron la piedra y la observaron. Era muy bonita, color azul añil, brillante, y con un rostro esculpido, parecido al de Carlota en su interior. Tras examinar aquella cara que tenía la piedra, vieron que efectivamente era el de Carlota. La fiesta terminó ahí, y sus padres, pusieron la piedra en la cuna de Carlota, para que le diera suerte.
Pasaron 11 años, y Carlota seguía con su piedra. Un día, estaba mirándola fijamente, y la piedra empezó a brillar y a brillar, y cuando Carlota la tocó, le entraron en su cuerpo todas las lucecitas, al cabo de unos segundos, se apagaron todas. En ese mismo instante, cuando dejaron de brillar las lucecitas entró su madre en el cuarto, y le preguntó que que hacía ella allí con su piedra delante. Carlota le dijo que solo estaba mirándola. Entonce, su madre se marchó, y en voz baja ella preguntó: ''¿Qué me ha pasado?''. De momento la piedra se retorció y le contestó: ''Ya era hora de que tus poderes entraran en tu cuerpo'' . Carlota extrañada por lo que la piedra le había dicho, y asombrada de que su roca hablara, empezó a examinarse y a mirarse todo el cuerpo. Pero, no se había dado cuenta de que al mirarse y al mover sus dedos de allá acá bruscamente, lo estaba poniendo todo patas por hombro. Sus poderes consistían en magia que ella realizaba con sus dedos. Cuando se dio cuenta de que la magia solo estaba en sus dedos índices, empezó a colocarlo todo como estaba, ordenado y recogido. Echó una leve sonrisa y dijo: ''Pan comido esto de la magia, y tal vez un poco extraño''.
A la semana se había convertido en una maga extraordinaria. Buscó por Internet escuelas de magia que podrían interesarle y encontró una llamada Magic Island School. Esta resultaba muy acogedora, por eso llamó y reservó una plaza para el curso siguiente. En Septiembre, le dijo a sus padres que se iba a una escuela de magia, y se tele-transportó hacia la escuela. Allí estuvo 5 meses, y aprendió bastantes trucos, hechizos y conjuros mágicos.
Cuando terminó el curso, volvió a su casa y allí se quedó, para siempre encerrada en su cuarto estudiando y practicando conjuros mágicos.
Pasaron 11 años, y Carlota seguía con su piedra. Un día, estaba mirándola fijamente, y la piedra empezó a brillar y a brillar, y cuando Carlota la tocó, le entraron en su cuerpo todas las lucecitas, al cabo de unos segundos, se apagaron todas. En ese mismo instante, cuando dejaron de brillar las lucecitas entró su madre en el cuarto, y le preguntó que que hacía ella allí con su piedra delante. Carlota le dijo que solo estaba mirándola. Entonce, su madre se marchó, y en voz baja ella preguntó: ''¿Qué me ha pasado?''. De momento la piedra se retorció y le contestó: ''Ya era hora de que tus poderes entraran en tu cuerpo'' . Carlota extrañada por lo que la piedra le había dicho, y asombrada de que su roca hablara, empezó a examinarse y a mirarse todo el cuerpo. Pero, no se había dado cuenta de que al mirarse y al mover sus dedos de allá acá bruscamente, lo estaba poniendo todo patas por hombro. Sus poderes consistían en magia que ella realizaba con sus dedos. Cuando se dio cuenta de que la magia solo estaba en sus dedos índices, empezó a colocarlo todo como estaba, ordenado y recogido. Echó una leve sonrisa y dijo: ''Pan comido esto de la magia, y tal vez un poco extraño''.
A la semana se había convertido en una maga extraordinaria. Buscó por Internet escuelas de magia que podrían interesarle y encontró una llamada Magic Island School. Esta resultaba muy acogedora, por eso llamó y reservó una plaza para el curso siguiente. En Septiembre, le dijo a sus padres que se iba a una escuela de magia, y se tele-transportó hacia la escuela. Allí estuvo 5 meses, y aprendió bastantes trucos, hechizos y conjuros mágicos.
Cuando terminó el curso, volvió a su casa y allí se quedó, para siempre encerrada en su cuarto estudiando y practicando conjuros mágicos.
15 de agosto de 2011
Flor de un día
Hacía unas cuantas semanas que Laura había plantado sus semillas de margarita en el jardín de su casa. Estaba tan ilusionada con sus plantas, que no se dio cuenta de otras muchas cosas.
Un día, fue a visitarla su amiga Ana, a la que no le hizo mucha gracia que Laura estuviera tan pendiente de sus flores. Ana intentó por todos los medios que Laura jugase con ella y dejara a sus plantas a otro lado, pero fue inútil. Estaba totalmente inversa en su mundo. La amiga se cabreó tanto al verla allí con la vista fija en ellas tanto tiempo, que le dio un grito. Enseguida Laura la miró extrañada. Le preguntó que por qué había dado ese grito tan inmenso, y Ana le contestó que estaba cansada de mirarla de rodillas junto a sus margaritas esperando que crecieran, y que lo mejor era dejarlas allí, con agua y luz solar, que ya crecerían y se pondrían preciosas. Laura le hizo caso y se fueron a jugar. Laura jamás se lo pasó tan bien como aquella tarde, con su amiga Ana, jugando con las muñecas, a las peluquerías, a mamás y papás, a ser cocineras, a ser policías... De pronto, miraron a la ventana, pues se fue toda la luz. Enseguida descubrieron que era un tronco gordo y verde gigante. Corriendo bajaron las escaleras a trompicones y salieron al jardín. Y... ¿A que no sabéis que era? ¡Las margaritas, que habían crecido tanto que llegaban al cielo! Laura y Ana, al principio se asustaron, luego las examinaron, más tarde se pusieron a brincar y a gritar de contentas que estaban, y por último, decidieron subirse a los troncos y trepar, y trepar, y trepar hasta encontrar el fin arriba. Cuando subieron, se dieron cuenta de que todas las margaritas habían crecido tanto y empezaron a saltar encima de ellas y a correr de una en otra y se le pasaron espléndidamente, sin miedo alguno de caerse. Al rato, decidieron que no era tan divertido 2 niñas que 20. Así que fueron de casa en casa anunciando que se iba a celebrar una fiesta en el jardín de Laura, y media barriada fue a su gran acontecimiento. se lo pasaron de miedo todos lo niños de su urbanización saltando y corriendo y gritando encima de las margaritas. Al final se puso la luna y se hizo de noche y todos tuvieron que volver al hogar. Laura y Ana dijeron que mañana se repetiría la fiesta, y que estarían preparadas con chuches y bebidas.
Un día, fue a visitarla su amiga Ana, a la que no le hizo mucha gracia que Laura estuviera tan pendiente de sus flores. Ana intentó por todos los medios que Laura jugase con ella y dejara a sus plantas a otro lado, pero fue inútil. Estaba totalmente inversa en su mundo. La amiga se cabreó tanto al verla allí con la vista fija en ellas tanto tiempo, que le dio un grito. Enseguida Laura la miró extrañada. Le preguntó que por qué había dado ese grito tan inmenso, y Ana le contestó que estaba cansada de mirarla de rodillas junto a sus margaritas esperando que crecieran, y que lo mejor era dejarlas allí, con agua y luz solar, que ya crecerían y se pondrían preciosas. Laura le hizo caso y se fueron a jugar. Laura jamás se lo pasó tan bien como aquella tarde, con su amiga Ana, jugando con las muñecas, a las peluquerías, a mamás y papás, a ser cocineras, a ser policías... De pronto, miraron a la ventana, pues se fue toda la luz. Enseguida descubrieron que era un tronco gordo y verde gigante. Corriendo bajaron las escaleras a trompicones y salieron al jardín. Y... ¿A que no sabéis que era? ¡Las margaritas, que habían crecido tanto que llegaban al cielo! Laura y Ana, al principio se asustaron, luego las examinaron, más tarde se pusieron a brincar y a gritar de contentas que estaban, y por último, decidieron subirse a los troncos y trepar, y trepar, y trepar hasta encontrar el fin arriba. Cuando subieron, se dieron cuenta de que todas las margaritas habían crecido tanto y empezaron a saltar encima de ellas y a correr de una en otra y se le pasaron espléndidamente, sin miedo alguno de caerse. Al rato, decidieron que no era tan divertido 2 niñas que 20. Así que fueron de casa en casa anunciando que se iba a celebrar una fiesta en el jardín de Laura, y media barriada fue a su gran acontecimiento. se lo pasaron de miedo todos lo niños de su urbanización saltando y corriendo y gritando encima de las margaritas. Al final se puso la luna y se hizo de noche y todos tuvieron que volver al hogar. Laura y Ana dijeron que mañana se repetiría la fiesta, y que estarían preparadas con chuches y bebidas.
A la mañana siguiente, Laura miró por la ventana de su cuarto para contemplar las flores pero se llevó una gran sorpresa al ver que no estaban tan altas, volvieron a su tamaño natural. Y Laura pensó: ''Flor de un día''.
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